Mazatlán, Sin.- (RI Noticias) – La reciente aprobación de la Ley Silla marca un parteaguas en la legislación laboral mexicana. Esta reforma, que comenzará a aplicarse en junio de 2025, obliga a los empleadores a garantizar sillas con respaldo a trabajadores cuyos puestos impliquen largos periodos de pie, particularmente en sectores como el comercio y la manufactura.
Adriana Morales, presidenta del Colegio de Abogados de Mazatlán, destacó que esta ley no solo es una medida ergonómica, sino una herramienta para dignificar el trabajo. “Estamos hablando de una transformación que pone al trabajador en el centro. La Ley Silla no es solo un cambio físico, es un cambio cultural. Por primera vez, se obliga a las empresas a pensar en la comodidad y salud de sus empleados como prioridad”, afirmó.
Morales también subrayó que esta reforma tiene un impacto significativo en sectores con alta participación femenina. “El comercio y la manufactura emplean a muchas mujeres que pasan largas horas de pie. Garantizarles una silla no es un lujo; es una necesidad que habla de equidad de género y del respeto a sus derechos laborales”, comentó.
La presidenta del colegio de abogados destacó la importancia del periodo de adaptación de 180 días, pero advirtió sobre los retos para su implementación. “La clave estará en la fiscalización y en el compromiso real de los empleadores. Sin un esfuerzo serio por parte de las empresas y las autoridades, el impacto de esta ley podría diluirse. Necesitamos un marco robusto que asegure su cumplimiento”, explicó Morales.
Además, señaló los riesgos que enfrentan los trabajadores bajo condiciones inadecuadas. “Las largas jornadas de pie no solo generan incomodidad, sino también problemas de salud graves, como lesiones musculares y estrés crónico. Esta ley no solo mejora la calidad del trabajo, sino también la salud de quienes lo realizan”, aseguró.
Con esta reforma, el gobierno busca equilibrar los derechos laborales y fomentar un entorno más equitativo. “Proporcionar una silla es una acción simple, pero tiene un peso enorme en la dignificación del trabajo. Es un recordatorio de que todos merecemos condiciones mínimas que nos permitan trabajar con respeto y bienestar”, concluyó Morales.

