En redes sociales, una pregunta simple pero provocadora ha ganado popularidad en los últimos meses: ¿A qué edad te enteraste de que hay cinco tipos de personalidad? La mayoría de las personas aún piensa en los clásicos “tipo A” y “tipo B” como las únicas formas de clasificar estilos de comportamiento. Sin embargo, la sicología contemporánea ha identificado al menos cinco grandes categorías de personalidad relacionadas con la salud emocional, las relaciones sociales y el bienestar físico.
Pero antes de apresurarnos a encasillarnos, es importante preguntarse: ¿qué significa realmente “tener un tipo de personalidad”? ¿Es un destino fijo o una guía flexible? Esta nota explora los cinco tipos principales de personalidad, su base científica, sus implicaciones en la vida cotidiana y cómo puedes identificar cuál se parece más a ti.
De los tipos A y B a un modelo más amplio
La tipología de personalidad tipo A y tipo B fue introducida por los cardiólogos Meyer Friedman y Ray Rosenman en los años 1950. Su investigación buscaba identificar factores sicológicos que contribuyeran a las enfermedades coronarias. Así nació el tipo A (competitivo, impaciente, propenso al estrés) y su contraparte, el tipo B (relajado, tolerante, sin urgencia por el éxito).
Con el tiempo, la sicología clínica y la medicina sicosomática ampliaron este marco, y surgieron nuevas categorías conductuales: tipo C y tipo D, principalmente asociadas a la represión emocional y la afectividad negativa, respectivamente. Aunque no forman parte de un único sistema teórico, estos cinco tipos se han convertido en una herramienta popular para entender cómo nos relacionamos con el mundo, el estrés y nuestra propia mente.
Los cinco tipos de personalidad
Tipo A: el adicto a la productividad
- Altamente competitivo
- Impaciente y orientado al logro
- Siente urgencia constante
- Se irrita fácilmente con demoras o ineficiencias
- Propenso al estrés y al burnout
Ventajas: alto rendimiento en contextos de presión, capacidad de liderazgo, productividad
Desventajas: mayor riesgo cardiovascular, ansiedad, problemas de sueño
Ejemplo: personas que no pueden dejar de trabajar ni durante sus vacaciones, y sienten culpa al descansar.
Tipo B: el relajado por excelencia
- Sereno, tolerante al error
- Poco competitivo
- Se toma el tiempo necesario para cada tarea
- Disfruta del ocio sin culpa
Ventajas: mejor manejo del estrés, mayor satisfacción vital
Desventajas: puede mostrar pasividad o falta de ambición en ciertos contextos
Ejemplo: personas que entregan proyectos a tiempo pero sin estrés, y priorizan el bienestar emocional sobre la competencia.
Tipo C: el que reprime todo
- Reprime emociones negativas, especialmente la ira
- Busca aprobación constante
- Tiene miedo al conflicto
- Alta autoexigencia emocional
Ventajas: alta empatía, buenos modales sociales
Desventajas: posible somatización de estrés, riesgo emocional, propensión a enfermedades crónicas
Ejemplo: personas que siempre sonríen aunque estén sufriendo por dentro, y evitan confrontaciones a toda costa.
Tipo D: el angustiado silencioso
- Alta afectividad negativa
- Inhibición social
- Miedo a ser juzgado
- Baja autoestima
Ventajas: pueden ser muy reflexivos y sensibles
Desventajas: mayor riesgo de depresión, aislamiento, y problemas cardíacos
Ejemplo: personas que evitan reuniones sociales por temor a ser rechazadas y que viven con una angustia persistente.
¿Y el tipo E o nuevas propuestas?
Aunque no existe un “tipo E” oficial dentro de la literatura científica, algunos autores han propuesto etiquetas adicionales como el tipo E (emprendedor/emocional) o tipo H (humilde o altamente resistente), aunque estas clasificaciones no están ampliamente validadas.
La personalidad humana no se ajusta perfectamente a categorías fijas. Por eso, muchos sicólogos prefieren modelos dimensionales, como el de los Cinco Grandes Rasgos de Personalidad (Big Five), que describen la personalidad como un espectro continuo.
Big Five: el modelo más aceptado
Los Cinco Grandes Rasgos de Personalidad (también llamados modelo OCEAN) son:
- O – Apertura a la experiencia
- C – Responsabilidad
- E – Extraversión
- A – Amabilidad
- N – Neuroticismo
Este modelo ha sido validado en múltiples culturas y se usa actualmente en investigación, selección de personal y sicología clínica.
¿Los tipos de personalidad son innatos o aprendidos? La respuesta corta: ambos. Hay una base genética moderada para ciertos rasgos, pero también una influencia significativa del entorno familiar, social y cultural.
¿Se puede cambiar de tipo? Aunque la personalidad es relativamente estable, puede cambiar con la edad, terapias, o eventos significativos.
Relación con la salud: tipo A y D se asocian a mayor riesgo cardiovascular; el neuroticismo predice ansiedad y depresión; la responsabilidad predice buena salud física.
Influencias culturales: En Escandinavia predomina la responsabilidad, en Latinoamérica la extraversión, y en Asia oriental la introversión y moderación emocional.
Popularidad en redes: TikTok, Instagram y YouTube han viralizado estos modelos, reflejando el creciente interés en el autoconocimiento emocional.
Cómo saber tu tipo: herramientas confiables incluyen TIPI, IPIP-NEO, Jenkins A/B, y DS14. Idealmente, deben aplicarse con supervisión profesional.
En el trabajo: Tipo A prospera en ambientes competitivos, tipo B en atención al cliente, tipo D necesita apoyo emocional, y la responsabilidad predice desempeño.
En las relaciones: La amabilidad fortalece vínculos, el neuroticismo los complica, tipo C evita conflictos pero acumula tensión, y tipo D necesita entornos muy empáticos.
¿Existe un tipo mejor? No. Todos tienen fortalezas y debilidades. Lo clave es reconocer tus tendencias y aprender a regularlas.
Avances científicos: estudios recientes relacionan personalidad con genética, microbioma, IA y longevidad. La alta responsabilidad y bajo neuroticismo predicen mayor salud cerebral y esperanza de vida.
Saber qué tipo de personalidad tienes no es una etiqueta, sino una herramienta de autoconocimiento. Puede ayudarte a entender cómo respondes al estrés, cómo te relacionas, y qué entornos te benefician más.
Quizás no sabías que había más de dos tipos. Tal vez hoy sea el día en que empieces a descubrir cuál eres, y más importante aún: quién puedes llegar a ser.