Nuevas investigaciones confirman que la cafeína puede beneficiar el rendimiento cognitivo en mujeres bajo presión, mientras que en hombres tiende a generar efectos opuestos. Además, sus posibles efectos protectores frente a enfermedades como el Alzheimer y la diabetes siguen siendo motivo de interés científico.
El café, una de las bebidas más consumidas del mundo, sigue siendo objeto de escrutinio científico. Un estudio clásico de la Universidad de Bristol (2011) ya señalaba diferencias significativas en la forma en que hombres y mujeres reaccionan al café en situaciones de estrés. Hoy, más de una década después, nuevas investigaciones respaldan y matizan aquellas observaciones, arrojando luz sobre el papel del sexo, las hormonas y la genética en la respuesta a la cafeína.
Diferencias de género y estrés agudo
En el estudio de 2011, los investigadores británicos reclutaron a 64 adultos jóvenes sometidos a tareas estresantes. Las mujeres que consumieron cafeína mejoraron su rendimiento cognitivo, mientras que los hombres se desempeñaron peor.
La hipótesis principal apuntaba a que las diferencias se debían a la forma en que hombres y mujeres responden al estrés. Los hombres tienden a activar más intensamente el eje hipotálamo-hipófisis-adrenal, mientras que las mujeres adoptan una estrategia de “cuidar y hacer amistades”, mediada por estrógenos y oxitocina.
Estudios recientes confirman que mujeres bajo estrés agudo y con niveles moderados de cafeína mostraron mayor conectividad cerebral, mientras que los hombres experimentaron un descenso en la eficiencia cognitiva con alta dosis de cafeína.
Dosis, genética y hormonas
La dosis parece ser clave. Una revisión publicada en Nutrients (2021) sugiere que 200-400 mg de cafeína diarios pueden ser beneficiosos, pero superar los 400 mg puede provocar ansiedad e insomnio, especialmente en personas con sensibilidad genética.
El gen CYP1A2, responsable del metabolismo de la cafeína, presenta variantes que influyen en su velocidad de eliminación. Los metabolizadores lentos, más comunes en hombres, son más propensos a efectos adversos.
Durante la fase folicular del ciclo menstrual, las mujeres muestran una respuesta positiva potenciada a la cafeína, con mejoras cognitivas adicionales. Esto refuerza el papel de las hormonas en la respuesta al café.
Café, neuroprotección y salud metabólica
Más allá del rendimiento inmediato, la cafeína muestra potencial como neuroprotector. Estudios longitudinales la asocian con menor riesgo de Alzheimer y Parkinson, probablemente por sus propiedades antioxidantes y antiinflamatorias.
Un metaanálisis confirmó que el consumo regular de café reduce el riesgo de diabetes tipo 2 en un 6-9%. Este efecto se atribuye al ácido clorogénico y otros compuestos bioactivos.
En cuanto a la salud hepática, beber dos o más tazas al día se asocia con menor riesgo de fibrosis, cirrosis y carcinoma hepatocelular. También se observa un efecto protector frente a la gota al reducir el ácido úrico.
Perspectiva personalizada y futura del consumo de café
Expertos como el doctor Daniel Crozier insisten en que el consumo debe individualizarse. No existe una dosis universalmente saludable; factores como genética, edad y entorno hormonal influyen significativamente.
Datos de la ICO indican que el consumo mundial de café superó los 178 millones de sacos en 2024. En México, el consumo per cápita es de solo 1.6 kg anuales.
Un estudio de Yale encontró que las mujeres premenopáusicas responden especialmente bien al café durante la fase folicular, con mayor actividad en el córtex prefrontal dorsolateral.
La EFSA establece un límite seguro de 400 mg diarios para adultos y 200 mg para embarazadas. La OMS recomienda menos de 3 mg/kg en adolescentes.
Microbioma, genética y riesgos cardiovasculares
Investigaciones en el INCMNSZ y en Johns Hopkins exploran cómo los polifenoles del café afectan la microbiota intestinal. Se observa crecimiento de bacterias beneficiosas como Bifidobacterium spp.
Estudios del INMEGEN revelan que el 33% de los mexicanos son metabolizadores lentos, lo que puede incrementar riesgos con dosis moderadas.
Según el BMJ (2024), en metabolizadores lentos, consumir más de 300 mg diarios se asocia con un aumento del 18% en el riesgo de hipertensión.
El café posee múltiples beneficios científicos, pero su efecto es altamente individual y multifactorial. Comprender cómo interactúa con nuestro cuerpo puede mejorar nuestra salud y rendimiento diario.
En el futuro, el uso de análisis genéticos y del microbioma permitirá recomendaciones más precisas sobre el consumo de café como agente terapéutico o preventivo.