Mazatlán, Sin. (RI Noticias).-Mientras Culiacán se vestía de prevención y seriedad, con un simulacro que honraba la memoria de los sismos de 1985, 2017 y 2022, en el puerto de Mazatlán se vivió una escena más cercana a una anécdota que a un ejercicio de seguridad civil. La alcaldesa municipal, Estrella Palacios, pareció tomarse el evento con una ligereza digna de una tarde de paseo, restándole importancia a un acto que, por la historia de nuestro país, debería ser sagrado.
Con unos cuantos empleados congregados en el patio del ayuntamiento, la participación en el simulacro fue, por decir lo menos, simbólica. Se asemejó más a una foto para la posteridad que a un ejercicio real de preparación ante una emergencia. Es admirable el esfuerzo de esos pocos valientes que salieron, demostrando que al menos alguien en la administración se tomó en serio el llamado, aunque la máxima autoridad no compartiera ese entusiasmo.
La ironía no se queda ahí. Apenas hace 40 años, el sismo de 1985 dio origen al Sistema Nacional de Protección Civil, una respuesta dolorosa pero necesaria a la vulnerabilidad de México. Sinaloa, a pesar de no ser la zona sísmica más reconocida, ha sabido tomar el ejemplo, con un sistema estatal que busca la autoprotección. ¿Acaso la alcaldesa de Mazatlán cree que el puerto es inmune a los caprichos de la tierra?
Parece que en Mazatlán, la prevención es un lujo opcional. Mientras el resto del estado se esfuerza por fortalecer una cultura de autocuidado, la presidenta municipal nos da un claro ejemplo de que, al menos en su oficina, la preparación para una emergencia es algo que se puede tomar a la ligera.