Acapulco (RI Noticias).- La alcaldesa de Acapulco, Abelina López Rodríguez, volvió a colocarse en el ojo del huracán tras ser vista portando un collar de la marca Van Cleef & Arpels, con un valor estimado de 227 mil pesos, durante un evento público.
El costoso accesorio provocó una oleada de críticas en redes sociales y medios nacionales, no solo por su precio, sino por la peculiar justificación que ofreció la funcionaria ante los cuestionamientos.
“¿Yo qué culpa tengo de que haya un pueblo que me ame y me regale cosas? Me lo regalaron y les voy a decir: ‘No, no te lo acepto’. Yo agradezco su amor y su cariño de pueblo”,
expresó López Rodríguez al ser interrogada por periodistas.
Lejos de apaciguar la polémica, sus palabras desataron un nuevo debate sobre la ética en el servicio público y los límites entre la cercanía con la ciudadanía y la recepción de obsequios de alto valor.
Especialistas en derecho administrativo recordaron que la Ley General de Responsabilidades Administrativas prohíbe a los servidores públicos aceptar regalos, obsequios o dádivas que puedan comprometer su imparcialidad o estén relacionados con el ejercicio de sus funciones.
En ese sentido, el lujoso collar podría considerarse una dádiva indebida, lo que abriría la puerta a una investigación por parte del Sistema Nacional Anticorrupción.
El caso ha cobrado mayor relevancia debido a que, en junio de 2025, la Auditoría Superior del Estado de Guerrero interpuso una denuncia contra la gestión de López Rodríguez por el presunto mal manejo de más de 800 millones de pesos.
Mientras tanto, la alcaldesa sostiene que el collar es simplemente un gesto de afecto de la gente de Acapulco, aunque para muchos ciudadanos, el “regalo del pueblo” simboliza un distanciamiento entre la realidad económica local y el discurso oficial.




