Durante unos minutos, antes de las 23:00 horas, el Autódromo Hermanos Rodríguez dejó de ser un festival y se convirtió en una máquina del tiempo. En la pantalla principal apareció una cuenta regresiva y, con ella, la certeza de que miles de asistentes estaban por reencontrarse con una parte de su adolescencia.
Ellegado de Chester Bennington no era solo un recuerdo flotando en el aire, para muchos era parte del soundtrack de su juventud. Y cuando la cuenta llegó a cero, Linkin Park salió a escena para demostrar que, a pesar de los cambios inevitables, el eco de los 2000 sigue siendo una fuerza colectiva.
Con “Somewhere I Belong” y un “Let’s go!” que atravesó el recinto, la banda abrió una presentación que obligó a muchos a correr desde el escenario de Deftones hasta el principal. “Muchas gracias”, soltó Mike Shinoda al inicio, mientras una marea de cuerpos brincaba, cabeceaba o simplemente observaba con atención el comienzo de esta nueva etapa del grupo.

Emily Armstrong, la vocalista que dividió a la comunidad desde el anuncio de su llegada en 2024, necesitó apenas unas notas para dejar claro que no venía a imitar a nadie. Sus guturales en “Lying From You” provocaron emociones encontradas: desde gritos de aprobación hasta miradas de nostalgia incómoda. Pero cuando Shinoda dijo un “That’s beautiful”, el público eligió seguir adelante con ellos.
Armstrong tomó una guitarra roja y, entre haces de láser azul que salían del escenario, se lanzó a uno de los momentos más sólidos de la noche.
Con “New Divide”, el coro se volvió un puente generacional: quienes crecieron con Hybrid Theory cantaron de memoria; quienes solo venían por curiosidad escuchaban con atención cómo sonaba Linkin Park en 2025.
“Hola a todos, ¿la están pasando bien? Este mes cumple un año nuestro álbum From Zero. Muchas gracias por todo el apoyo en esta nueva etapa. ¡Viva México, cabrones!”, gritó Shinoda en español, desatando la ovación más fuerte de la noche.

A partir de ahí, el repertorio fue un recorrido por su historia: The Emptiness Machine, Burning Down, Whered You Go, Cut the Bridge, Faint (popular entre fans de Naruto), What I’ve Done y los clásicos Numb e In the End.
Antes de “In the End”, la banda salió usando máscaras de luchadores, el micrófono de Shinoda traía una bandera de México, y Emily bromeó mientras se ponía un gorrito que lanzó el público: “I hope y’all don’t have lice”, arrancando carcajadas.
Más tarde voló un Dr. Simi, que terminó sobre la gorra del bajista en la última canción. Todo esto frente a 82 mil 601 asistentes, la cifra oficial del cierre del festival.

“Gracias por seguirnos tantos años”, dijo Shinoda antes de despedirse. Y el público, aunque dividido en opiniones sobre la nueva voz, coincidía en algo: lo vivido ahí solo podía suceder con Linkin Park.




