La reciente reactivación del caso contra Víctor Manuel Álvarez Puga —señalado por el Gobierno mexicano como “El rey de las Factureras”— ha reabierto el debate sobre las conexiones que rodean al abogado y a su esposa, la conductora Inés Gómez Mont.
Entre esas coincidencias aparece el nombre de Galilea Montijo, quien en los últimos días ha marcado distancia pública de la pareja justo cuando la investigación oficial continúa incompleta y con múltiples obstáculos para avanzar.
Álvarez Puga enfrenta un proceso de deportación desde Estados Unidos y está acusado en México de desfalcar 2.950 millones de pesos de la Secretaría de Gobernación en 2016.
Documentos fiscales obtenidos por El País revelan depósitos a 89 beneficiarios, entre ellos funcionarios, empresarios y figuras vinculadas al entretenimiento. En ese listado destaca Fernando Reina Iglesias, quien recibió 700.000 pesos y era esposo de Galilea Montijo en ese periodo.
El silencio de Galilea en plena presión mediática
En medio de esta nueva oleada de información, Montijo reapareció en la alfombra roja de un evento de GQ México, donde fue abordada por la prensa.
Visiblemente incómoda, la conductora rechazó cualquier vínculo reciente con Gómez Mont y evitó comentar sobre la situación legal de su antigua amiga. “No puedo hablar de eso porque no sé nada… igual que ustedes, yo no tengo información. Gracias”, respondió tajante.
Días antes, en otro encuentro público, su postura fue idéntica: “No tengo nada que hablar del tema y como soy buena amiga, por eso me callo”.
Estas declaraciones ocurren en un contexto en el que el Gobierno federal intensifica los esfuerzos para extraditar a Álvarez Puga, detenido en Miami desde octubre por motivos migratorios. La investigación, sin embargo, continúa truncada debido a años de retrasos legales, la fuga previa de la pareja a Florida y la complejidad del entramado financiero.
Una amistad bajo escrutinio
El deslinde actual de Montijo ha llamado la atención debido a la larga historia que compartió con Gómez Mont. La relación, que comenzó tras un enfrentamiento televisivo en 2008, evolucionó hacia una amistad cercana marcada por viajes, encuentros familiares e intercambios de regalos de lujo. Montijo incluso se convirtió en madrina de una de las hijas de Gómez Mont, un gesto que selló el vínculo entre ambas familias.
En julio de 2021, semanas antes de que Gómez Mont dejara la vida pública, Montijo publicó su última fotografía juntas con un mensaje afectuoso: “Querida comadre @inesgomezmont sabes lo que te adoro, te respeto, te admiro… Feliz cumple”.
La relevancia mediática del testimonio de Montijo crece porque, mientras la investigación oficial sigue sin resolverse, surgen nuevos documentos que exhiben beneficiarios del presunto desvío millonario. Las autoridades mexicanas consideran que el regreso de Álvarez Puga podría abrir una caja de revelaciones que alcance a figuras políticas y sociales de alto perfil.
En ese escenario, la estrategia de Montijo ha sido firme: deslindarse por completo, no opinar y enfatizar que no tiene información. Sin embargo, la investigación truncada mantiene sobre ella —y sobre quienes alguna vez estuvieron cerca de la pareja— un foco que todavía no se apaga.
